viernes, 23 de diciembre de 2011

Si es que soy un desastre!

     Y encima la culpa es sólo mía. Bueno, mía y del resto del mundo, claro, pero mía también. Qué gran verdad es esa de que el que mucho abarca poco aprieta!

     En realidad, la culpa es de Brekiaz, que me ha liado para hacer un blogoamigo secreto sin yo tener muy claro en lo que me metía. Al parecer, tengo que imaginarme cómo sería darle un regalo a un bloguero y escribirlo, o eso creo haber entendido. Bueno, me ha tocado en sorteo ante notario (ejem) Zowi, supongo que por eso de empezar por mí mismo, jajaja. 

     El caso es que, se supone también, este post debería haber sido escrito hace tiempo. Cuatro días, según creo. Y yo que vivo en mi mundo pensé que era para navidad! Así que lo hago ahora después de atragantarme cuando, hace dos días, Breki me ha escrito para reñirme, jajajaja. Pido disculpas a los dos. 

     Encima de todo esto, tengo un proyecto de tesis casi niquelado hecho en dos semanas. Y entre eso, el trabajo, y mis últimas novedades amatorias de las que no hablaré porque ya sabéis que yo soy asexual -jajaja- he dejado los blogs ajenos, el blog en el que colaboro y el mío propio totalmente olvidados. Primera promesa para año nuevo: retomar mi vida blogueril. 

     Si hasta he reducido a la mínima mis horas de gimnasio! 

     Bueno, que me lío... el blogoamigo secreto, o cómo conocí a Zowi comienza aquí:

Seré breve. No por mi falta de tiempo, que también, si no por la más mínima discrección no diré cómo lo conocí. En realidad. él vino a mí, así que debiera decir cómo me conoció. Simplemente, sucedió. Un día, llegó un mail, al que respondí, como siempre, tarde, pues por eso soy la última letra del abecedario. Pasaron los días y llegó otro, al que siguieron varios más. Semanas, meses, y un buen día, un intercambio de teléfonos. Una llamada. Una voz agradable. Una risa fresca con sabor a menta. Un palpitar. La promesa de un tal vez nos conozcamos. 

Así de liado terminé adornando
Llegó el día. Fué allá por Navidad de aquel año. Durante el día previo, limpié mi casa, adorné la ventana, coloqué el árbol. Casi muero ahogado estrangulado por las luces de navidad que algún día alguien debería de prohibir. Pero lo logré. Todo estaba preparado, pensaba mientras desde mi salón llegaban los acordes de un villancico de Mariah Carey. Sonó el timbre. Preparé mi regalo, una pequeña cajita de madera que guardaba en su interior las hojas donde vivía el sueño de habernos conocido. Sonó el timbre, abrí la puerta y escuché un suspiro por detrás de la madera. Un grito ahogado de sorpresa, un "hola, qué tal?" al que siguió un "bueno, pues aquí estoy". 

Pasa dentro, que hace frío hoy, Voy, dime... dime dónde puedo dejar el abrigo. Ponlo aquí, déjame verte. Pues sí que eres alto. Pues tú más. Y qué me cuentas. Blablablablabla

A la mañana siguiente el crujido de las sábanas despertó mis oídos dormidos. Tras los cristales de la ventana, se veía la ciudad desperezarse. A mi lado, unas hojas en blanco y una de ellas garabateada con prisa. Mi regalo estaba entregado. Ya se había puesto a nevar. 

viernes, 2 de diciembre de 2011

Y por primera vez, dos posts en menos de una hora!

     Y es que lo acabo de leer y es alucinante. Yo estoy acostumbrado a que se hable -poco- de mí, e incluso hay quien ha intuído a Z en algún fotograma de una peli, algún recodo de un centro comercial o incluso en la parafina rascada de una tabla de surf (ah, no, que eso lo ví yo mismo). Pero es que ahora "El País", ese periódico que es el más leído en español, me ha hecho padrino no ya de una serie o de una panda de mafiosos, que también a eso he puesto nombre, si no de toda una generación de jóvenes escritores mexicanos que escriben novela negra y drama social cargada de sutil ironía. O sea, como mi blog, vamos!

     Si es que soy tan internacional que, a veces, yo mismo me sorprendo a mí mismo. Hala, os dejo con el enlace aquí y os recomiendo que os miréis el post previo que este no tiene nada más que contar. Mientras tanto, me pregunto, habrá llegado tan lejos Thiago con sus influencias periodísticas que ya me alquila el nombre para nominar a toda una cohorte de escritores americanos? Ays, es que el mundo es hoy taaaaan boniiiitooooooo

   

Maktub

     Maktub es una palabra árabe que significa "está escrito". Maktub es también un grupo musical que se formó en los años 90. Y Maktub es, desde hoy mismo, una película de lo más recomendable para cualquier persona que tenga corazón e, incluso, para aquellos que a veces pensemos que lo hayamos perdido en alguna esquina. No os la voy a destripar. Sólo diré que contiene risa, contiene drama, contiene ternura y ayuda a reflexionar sobre quién somos, y cómo cambiando un poco nuestro punto de vista, podemos cambiar radicalmente todos los ejes sobre los que nuestra vida pivota. 

     En fín, es que estoy que no me lo creo. Me han invitado a un preestreno. Y me siento superimportante, jaja. Yo es que nunca había ido a uno, es lo que tiene ser tan cateto y vivir en una ciudad en los arrabales de la península. No sé si habéis ido alguna vez a un preestreno. Es como ir a ver una peli de cine. Vale, de hecho, es ver una peli de cine. Dicen que en los sitios más cool llegan a ir los actores principales y después incluso puedes hacerles una foto o hablar con ellos, pero claro, eso será en la capi, porque aquí en vez de alfombras rojas -que no hay salvo para entrar en un pub llamado Twenty Century Fox- debieran ponernos un toldo para no empaparnos, que el agua ya se sabe que sienta fatal a la pluma aunque a mí eso no me preocupa porque yo de eso no tengo, jajaja.
     Así que ahí me puse yo en mi butaquita, en modo sandwich entre el chico que me invitó y una tipiña que me miraba de soslayo mientras los lagrimones me iban cayendo a chorretones durante la peli. Y es que yo en esta vida he visto tanto dolor ajeno que soy como una magdalena en cuanto me ponen una música un poco ñoña y una historia bonita. Pero hoy me he superado. Me ha hecho llorar hasta un rap, que debe ser lo más inesperado que uno pueda echarse a la cara escuchando rap. 

     En fín. que os la recomiendo encarecidamente. No sólo por la memorable interpretación del niño protagonista, ni de los siempre fieables actores que la interpretan (de Rosa María Sardá a Aitana Sánchez Gijón, pasando por Jorge García -sí, sí, el de "Lost"- en un entrañable papel secundario, jajaja), sino porque además la historia se encuentra fantásticamente bien hilada. Tanto que me he olvidado por unas horas de que tengo dos dedos de la mano izquierda rotos, que está visto que la derecha lo domina todo. O de la semana en la que he tenido que trabajar más de doce horas seguidas diarias, por no hablar de no poderme coger una baja porque estoy con contratos temporales. Hala, ya me he quejado, si es que soy tan previsible... jajajaja. Hala, besos y a cuidarse, picarones!!!