Metamorfosis

     Algo se quebró en su alma cuando colgó aquel telefono. El sonido metálico que emitía el audífono del aparato marcaba la asistolia de su vida social, ya extinta. Sus ojos acuosos se elevaron hacia el espejo que tenía enfrente, a través del cual llegaban los destellos del mar en calma. A lo lejos, la estela de un avión violaba el cielo. Unos pasos. Un suspiro. Un llanto ahogado por un cojín. Sentir el propio peso sobre la colcha. A solas, como siempre. Y así pasaron las horas...

     Lentamente, levantarse a tientas, y beber un poco de agua para repleccionar los depósitos de nuevo. Y pensar, sólo pensar. Los amigos, la ciudad, la vida misma parecían un vago recuerdo de una historia antigua. Un escalofrío recorrió su espalda mientras el ulular del viento arrancaba un silvido a través de la ventana. Negra la noche iluminaba a Catalina. Pronto Lorenzo inundaría de nuevo todo con su luz. Una taza de café entre las manos y sentarse en una silla, sintiendo los pies desnudos sobre el frío suelo de porcelana de la cocina. Abrir la cortina, respirar el aire, asomar la nariz a la atmósfera de la ciudad. En la distancia, los coches comenzaban a rugir. Y el primer rayo de sol calentó al fín la atmósfera abotargada de su hogar. Se abrió el telón: el día de mañana dio comienzo.

     Vaya a modo de homenaje al blog de Isra, que ha tenido que dejarnos por motivos personales. No puedo expresarte la penita que me da que te nos hayas ido así, sin avisar, como se van los amigos cuando menos te lo esperas. Vuelve pronto! Sea lo que sea, pasará (decimos en Galicia que nunca choveu que non escampe). Y gracias por los buenos ratos que nos has hecho pasar con tu blog!

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