... o "Cuento a propósito de la Ley Sinde"
Ricardito Castro era un niño muy espabilado. Algo alocado, muy preguntón, un poco traste y bastante hablador. Un día, estando en el colegio, la CPU maestra (habían pasado ya prácticamente cien años desde que aquel primer prototipo de escuela sin maestros se había puesto en marcha en lo que por aquel entonces se llamaba Florida) explicó la regulación de la red que interconectaba el mundo, el por qué había que pagar por las consultas y descargas de datos, la restricción de acceso a la información y cómo la ausencia de regulación estricta había abocado al cierre del primer proyecto similar que había existido un siglo atrás, y que se conocía como el "colapso de la revolución internet". Mientras la CPU maestra exponía gráficos y diagramas, melodías y luces de todos los colores se proyectaban sobre la pantalla digital tridimensional, Ricardito se revolvía nervioso en su asiento. Finalmente, haciendo acopio de todas las fuerzas que un niño inconformista de apenas 12 años podía tener, pulsó el botón de pregunta, señalado por una tecla roja.
De la unidad central de procesamiento maestra surgieron varios chisporroteos, y la proyección tridimensional se interrumpió momentáneamente, pasando por unos minutos a publicidad. Mientras un anuncio de Lipoesbelt mantenía ocupadas las mentes del resto de los niños de clase (la mayor parte de ellos concebidos mediante selección genética de sus progenitores, para lograr un mayor coeficiente intelectual y un mejor rendimiento en pruebas físicas), la CPU se dirigió al pupitre electrónico de Ricardito dispuesta a responder a su pregunta. "¿Dime, Ricardito, cuál es tu duda?"
-Verá, señor CPU. No entiendo los motivos que llevaron al conocido como colapso de la revolución internet. Bueno, yo, en realidad, es que no entiendo por qué era una revolución...
-Internet, mi querido alumno, era una red de acceso a la información que conectaba múltiples ordenadores por todo el mundo, similares a mí mism@ aunque obviamente mucho más rudimentarios. Se denominó "Revolución" porque, antes que ella, la gente accedía a la información consultando en grandes edificios llamados bibliotecas (hoy día los hemos reciclado en centros comerciales y gimnasios en su mayor parte), y durante el tiempo de ocio, lo único que existía eran juegos tradicionales, concursos de bailes regionales y una cosa que llamaban televisión, muy similar a la Tridivisión que hoy día tenéis en vuestros domicilios
-Pues vaya aburrimiento. Sigo, de todos modos sin entender por qué se "colapsó" todo aquello si tan bien estaba.
-Sencillamente, Ricardito, porque todo era gratis. La gente robaba información y los productores dejaban de tener beneficios, así que finalmente los gobiernos decidieron cerrar internet y refundarla en la red que hoy día conocemos.
-Pero no es posible... - exclamó Ricardito, abriendo los ojos hasta que casi se le salían de las cuencas- ¿Cómo iba todo a ser gratis? ¡Así no habría forma de que los músicos pudieran vivir, o que los actores pudieran cobrar sueldos por sus trabajos! ¿Está usted bromeando? ¿No tendrá algún circuíto suelto, CPU maestra?
-Ya ves, Ricardito. Es tan obvio que cae por su propio peso! ¡Sería tan absurdo como pensar que aquello que en aquel entonces se llamaba televisión hubiera alguna vez podido ser rentable! Por eso se sustituyó por la TDT de pago y, finalmente, por la Tridivisión que hoy día poseemos. ¡Estaban locos nuestros ancestros! ¡Cultura gratis, y generando beneficios!
Ricardito Castro se volvió a sentar de nuevo, cómodo, en su asiento, y continuó atendiendo con fruición a la nueva lección de la CPU maestra. Ésta sí era gratis, generosamente donada por el Sindicato de Empresarios.
a veces trato de recordar mi mundo antes de conocer tanta tecnología...
ResponderEliminarSiempre fallo en ese intento... hoy sentimos que el mundo fue siempre asi, cybernético.
saludos
El hecho de que antes para hacer un trabajo en la escuela sobre GALILEO GALILEI no tuviera mñas recursos que los del libro del colegio y la enciclopedia LAROUSSE de mi casa (esa que compraban todos los matrimonios de los 70 para llenar el mueble del salón) y que ahora, pueda leer las actas de su juicio, pasando las hojas escaneadas directamente, desde el Archivo Secreto Vaticano (que ha desclasificado este documento) es un salto cultural impensable... Todo este fluir del conocimiento y la cultura es bueno, como todo, para quien lo sepa usar y para quien le aproveche, pero regularlo es como ponerle puertas al camo...
ResponderEliminarHola Oz,encantado de leerte. Tienes razon, es alucinante pensar que hace 12 años empezabamos a usar lo moviles (llamados aqui "mancontros" porque permitian decir todo el tiempo donde "mancontraba").
ResponderEliminarObservatorio(se me hace rarisimo llamarte asi) aun ayer hablaba con mi padre de la larousse. Con lo bonito que hacia en el mueble! Igual x eso se han puesto de moda los muebles minimalistas, jajajajaja
Uffff suena interesante pero ya sabes...
ResponderEliminarMe lo guardo para cuando te este esperando jajaja
Ya lo se, pero no queria hacer un microcuento... Cuando tengas un hueco echake un ojo a ver que te parece. M voy al gimnasio!
ResponderEliminarMuy buena la historia y muy bien escrita. Me gustó :)
ResponderEliminarun abrazo
Oye, que ya te lo he dicho alguna vez, me gusta mucho cómo escribes, y en estas cosas de ficción y/o realidad futurista es donde queda bien claro. Anímate a escribir más cosas "literarias", que manejas muy bien el lenguaje y los argumentos, en serio. Bueno, seguro que ya lo sabes, pero quién sabe si eres tan humilde que no te lo crees, oh talentoso y cajisorpresístico Z. :-D
ResponderEliminarY sobre el argumento (te pasaría un enlace de algo que escribí una vez que me lo ha recordado un poco, pero ya me autopromocioné una vez y no me gusta abusar, jaja), o mejor dicho, sobre la idea central, mejor no opino, que estas cosas suelen derivar en batallas dialécticas, y como estoy en el curro, no tengo el arsenal a mano :-P
Jajajaja, gracias Romek, que alguien como tú me diga eso me sonroja un poco...
ResponderEliminarTheo, te digo un poco lo mismo que a Romek. No sé si escribo bien, mal o regular, supongo que como todo el mundo. Aunque más dudas me despierta eso de ser cajisorpresístico. A la noche haré algún post más simpático para celebrar que, sí, por fín, este cutreblog ha llegado a las cincomil visitas, lo que no está mal para un blog sin temática ni antigüedad alguna. jajaja. En cuanto a las batallas dialécticas... tú estás de acuerdo con la regulación de internet???? Yo cada vez menos, la verdad (y más teniendo en cuenta que es el único reducto de verdadera libertad que tenemos todos en nuestras vidas)
Bueno, a mí me pasa como con el tabaco, que no lo veo claro. y no soy capaz de tener una idea hecha del asunto. Creo que es una coña que todo sea gratis y se ponga en duda el derecho que tienen los artistas sobre sus creaciones en aras de la "supuesta libertad individual" como si bajarse una canción de internet fuera un derecho inalienable.
ResponderEliminarHe oído argumentos que me convencen y otros absurdos. Estos días alguien, Javier Marias creo, igualaba los "abusivos" derechos (según algunos) de los herederos de los artistas (70 años) con los derechos de herencias de bienes y negocios (eternos). Eviententemene los herederos de un escritor tienen derecho a sus beneficios pero "no curran con ellos". Si uno hereda una fábrica, tiene que seguir trabajando para que siga produciendo.
No se puede decir que los artistas no tienen derechos sobres sus obras y que tienen que adaptarse y buscar otras oportunidades de negocio pq internet debe ser gratis, primero pq no lo es. Solo para que Google te posicione ya hay que pagar. Y si yo fuera cantante o escritor (bueno, de los de libro, vamos) me jodería ver que la gente me copia mis libros o mis discos.
Asi que sigo sin saberlo, después de tu cuento, jajaa.
bezos.
No pensaba entrar en esa disquisición, Thiago, porque sé que tienes razón. Yo a lo que me refiero es a que la mentira de que la cultura gratis no puede dar beneficios es algo que a base de repetirlo se termina convirtiendo en algo que la gente asume sin pararse a pensarlo, un poco como sucede con la teórica mayor eficiencia de la gestión privada del sector servicios. Y hablando de esto con mi padre fue cuando me surgió el ejemplo de la televisión. Hasta que surgió Canal+ la televisión era gratuíta, y aunque fuera de peor calidad, de vez en cuando siempre había alguna película interesante para ver o algún programa digno de mención (pienso, por ejemplo, en la mirada crítica de Monserrat Dominguez, o en los programas en abierto del plus, como el siempre añorado Lo + plus de Fernando Schwartz que luego el de Ana García Siñeríz no me gustaba tanto). Lo que pretendía con mi cuento es que la gente se pare a pensar antes de asumir como cierto lo que no necesariamente tiene que serlo. ¿Que los autores tienen derechos a vivir de su trabajo? Por supuesto. Pero por ejemplo, un cantante debe vivir de grabar un disco, o de actuar en directo? Y un actor? El reconocimiento, o mejor dicho, el darse a conocer, también genera prestigio y medios de vida. Y qué mejor publicidad que el que cualquiera pueda acceder a tu trabajo sin trabas? He ahí el dilema.
ResponderEliminarLeído. Ya Profundizaremos. Me gusta.
ResponderEliminarJajajajajaja, lo has leídooooo??? ^_^
ResponderEliminaryeahp... y eso qe es mucho texto jajajaajajaja
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