martes, 1 de febrero de 2011

La Cenicienta de Carmín.

     Con conciencia escogió el vestido que habría de poner aquella noche. El escote, insinuante pero no provocativo. Los encajes a juego en cada una de las mangas. Una falda plisada de la que se abría una herida que surgía en medio del muslo, derramando su pierna a quien quisiera mirarla. Como complementos, un par de alhajas doradas. Los ojos verdes, enmarcados en el cián del maquillaje. Un toque de rimel. Carmín. Unas gotas de perfume. Y un peinado dominando aquel cabello ondulado.

     Con paso firme, Cenicienta se dirigió a la puerta. Inspiró su libertad de unas horas, antes justo de abrir la puerta. Otro paso y el umbral de su hogar quedaba atrás. La noche era divertida, y hoy ella sería la noche. 

     Al poco, bajándose de su carroza, caminó hacia el palacio. Con sorpresa, con cautela, con admiración oculta en miradas de reproche, la multitud la acogió. Sus zapatos de cristal tintineaban sobre el suelo de mármol blanco, mientras sus pies se dirigían al encuentro de su príncipe. 

     Él la cogió de la mano. La besó con delicadeza, tan frágil le parecía que temía que fuera a romper. Bailaron juntos una, dos, cien piezas. La noche se les hizo eterna y entre risas y confesiones, el alba comenzó a brillar. Se miraron, se desearon, los labios de él se acercaron, un temblor, un leve pálpito, una gota de sudor recorriendo su espalda, un suspiro, ya viene, me besa, pensó Cenicienta mientras su boca se callaba en boca ajena. Una mano por su brazo, un escalofrío en su ser. Y a lo lejos, las campanas, una, dos, y ya van tres.

     De repente, una amenaza, un latir que obliga a huir. Sin tiempo de explicaciones, Cenicienta debe irse, dejando atrás a su amor. Baja de dos en dos los peldaños de la escalera principal, y monta con premura en su carroza encantada. Son las doce y el hechizo deja su magia atrás. En su carroza de chapa, bajo lágrimas de cian, se oye una voz que calla su realidad. Nunca el príncipe sabrá que su Cenicienta se llama en  realidad Roberto.

16 comentarios:

  1. jejeejej hey, no me esperaba ese giro.
    Oye, cuantos posts has subido entre ayer y hoy? jezú que no me da tiempo a leer.
    Oye, y qué tal el meme de Sergio? no lo encuentro.

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  2. Pues no sé nada más del meme de Sergio, igual se murió después de Pimpf, jajajaja.

    De hecho no sé qué fue de Sergio! No ha puesto nada en su blog desde hace la tira!

    Uhm... normalmente pongo dos, Romek. Pero a partir de mañana me voy a ir a Barcelona así que estoy escribiendo varios para colgarlos, esos sí, a uno por día, porque no me da tiempo a más. Es que tengo mucho trabajito que hacer. Y ahora a la cama que mañana hay que madrugar.

    Gracias por leerme ;)

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  3. jajajaja Dios! jejeje estan en todos lados! jajajaja me imagino a la hada madrina en plan drag queen jejejje buena historia! Seguro que si encuentra la zapatilla de cristal y la ve de talla 12 le dara alguna idea!! jajajaja

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  4. Jajajja, si, pensará que su cenicienta era... muy alta XD

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  5. Zetisima, andas muy productivo casi como yo...jujuju lo que hace la inspiración o el desquehacer.

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  6. tengo que venir por aqui para que pasees tu body por el FB???? luego te leo la entrada que tengo que ir a bajar al enano y a currar.

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  7. Con el poco tiempo de ue dispongo, no me dá para atender tantas subidas Z...sé que lo entiendes siendo la última letra :)
    Besos!

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  8. Pásame con Roberto. Por aquí me va rondando un alemán alto que habla español con acento y yo le miro...

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  9. Ay, no sabía yo la faceta trans de Roberto... y menos que se tunease en una cenicienta ochentera, chuchi, así la has descrito, solo te ha faltado decir que su camisa llevaba hombreras, jajajaja

    Bicos Ricos

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  10. que bueno oye... y mira que ayer mismo vi una pelicula de venezuela que se llama Amor en Conreto... si la pillas por allí échale un vistazo

    Clemencia_Kisses

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  11. alvaro: Es desquehacer, seguro, jajaja.

    Eurice: Ya lo sé, perdón por mi diarrea letrística. Pero no te preocupes, hasta el lunes que viene sólo podré publicar uno al día que no tengo tiempo ni inspiración para más.

    Have a nice day: No es pensando en ningún roberto particular, eh!

    Pimpf: Aunque no lo parezca pretendía ser un cuento para reflexionar. He leído en otro blog algo sobre transexuales y el vacío que les hacemos incluso entre los gays, y me dio por pensar que seguro que si todos entendíamos la historia de la pobre cenicienta que no podía fingir ser más de lo que era en realidad, se parecía bastante a lo que les pasa a much@s trans que andan a caballo entre dos realidades. No sé si lo he conseguido, pero esa era la intención.

    Adrianos, tomo nota de la peli. :)

    Stultifer: Uy nonono a Roberto no me lo jodas que no ves lo mal que lo pasa.

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  12. Pues como se enterara así sin más, vaya susto que se iba a llevar, porque digo yo, que estas cosas hay que hablarlas antes, no?

    Un beso cielo

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  13. La idea, isra es que no lo podia saber nadie, como cenicienta. Si fuera una situacion real... Jajaja, si, convendria hablarlo antes de encontrarse con el «tiburon» jajaja digo yo XD

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  14. Uyuyuyuyuy... no quiero saber como será el cuento de caperucita roja... y ya me matas si me cuentas el de los tres cerditos jajaja

    Un final muy original, si señor... y a cuantos no se habrán topado con esta cenicienta sin saberlo jajaja

    Abrazitos

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  15. Jajajaja, AdrnRds, y puede saberse qué haces mirando este maravilloso cuento (es que no es por nada pero no me quedó nada mal) casi con una semana de retraso? jajajaja

    Que mola, eh, que yo por un nuevo comentario (as Belen Esteban said) ma-to!

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