Desmitificando

     Todo iba tan bien, que no podía seguir así. Días, semanas, meses siguiendo sus pasos, encantado de descubrir cada día una nueva opinión, un nuevo comentario, una nueva afición que parecía acercar nuestras orillas, aunque sin llegar a ver la una desde la otra. Si nuestra relación hubiera sido comparable a un espejo, reflejaba una estampa de arena y sal. Y en medio de aquel espejismo, de repente, una tormenta, un desgarro desgajando el tiempo y la distancia que nos separaba, un grito en el silencio, el sonido de una decepción.

     No me ha gustado el post de mi queridisimo blog de Thiago . No me gusta poner nombres a historias reales, no me gusta airear noticias a mi entender morbosas, y no me gusta emitir juicios de valor sobre asuntos en los que, afortunadamente, no tengo que tomar decisión ninguna (gracias entre otras cosas a que según el censo de mi ayuntamiento yo soy analfabeto, así va este país). Y todo todo todo eso ha sucedido hoy en ese mi queridísimo blog. Así que no, no puedo estar más en desacuerdo. Que como sé que le va a importar un comino tanto al dueño como al resto del mundo, pues nada, me aguantaré con las ganas. Pero como total mi blog no lo lee nadie, pues lo pongo por escrito para que conste mi protesta al menos en mi conciencia. Y ahora me voy a poner a hacer otro post más yo y menos él.