miércoles, 16 de marzo de 2011

Pim, pam, pum

     Bueno, bueno, bueno, debo muchas visitas a blogs ajenos, debo muchas respuestas a comentarios, por deber incluso debería un post (o tres) a Thiago y su dialéctica, y otro a Christian por cierto meme que me ha enchufado regalado pero todo eso ya se irá andando con tiempo. Y dirán ustedes, por qué Z, el bloguero más dicharachero de los últimos tiempos, no ha posteado en los tres últimos días? Pues eso, queridos amigos tiene una explicación que me voy a inventar dar ahora mismo: he estado de prácticas.

     Y no, no son prácticas sexuales, ni prácticas de tiro, ni prácticas de autopsias a coleópteros. En realidad, todo tiene una explicación más sencilla. Me he comprado una pota. Una olla ultrarápida, para ser más exactos. Y llevo tres días, tres, intentando descifrar el funcionamiento de ese artilugio que, pese a su sencillez, posee una fuerza tal que es capaz de detonarte medio piso y mandar mi terraza a la luna (lo cual no estoy seguro si revalorizaría mucho su valor porque tendría muy buenas vistas pero unos gastos exorbitantes en desplazamientos que al precio al que va el barril Brent cualquiera se fía). 

     No sé si sabéis a qué tipo de artilugios me estoy refiriendo. No es una olla exprés, esas que funcionan con su valvulita de seguridad y que pítan con un silvido de locomotora de vapor cuando alcanzan su presión (y que, al ser mayor que la presión atmosférica, hacen hervir el agua en torno a los 120 grados centígrados, creo recordar). No, esas son más viejas que Matusalén y ya las dibujaba Ibañez en sus viñetas de Zipi y Zape (que como llevan Z siempre me cayeron bien). Yo me refiero a las ollas ultrarápidas que se pusieron de moda hace unos años y que, en realidad, hierven el agua a 130 grados Celsius (o Centígrados para la plebe, que ya soy experto en la física de tales inventos, jajaja). Llevan estas ollas muchos mecanismos de seguridad porque, si ya con una olla exprés cualquier radical puede cargarse una sucursal bancaria, imagínate si le subimos diez grados, lo mismo te cargas el edificio entero!

     Así que allí estaba yo hace un par de días, con mi flamante olla ultrarápida, su agua, su zanahoria cortadita en rodajitas (en juliana, para ser más exactos), su puerro, sus tres puñaditos de lentejas, su patata partida en taquitos y su lacón desalado preparado todo para ser degustado en unos veinte minutos, según ponía el manual de instrucciones. Cerré la tapa, ajusté el indicador en la posición III como se indicaba en el esquema, y me puse a pasar el aspirador mientras iba aguardando a que mi hogar se perfumase de los efluvios olorosos del suculento manjar que se estaría cocinando en apenas un cuarto de hora. 

     Cuando a los dos minutos pasé por primera vez por la cocina, nada había cambiado. Ni un ruido, ni un vapor, ni nada. Me acerqué a la olla y por su silencio supuse que no estaba hirviendo aún el agua. 

     A los cinco minutos, impaciente como andaba por ver la evolución de mis delicias culinarias, volví a acercarme a la cocina y ví que, efectivamente, el pitorrito de la válvula de seguridad 1 se había levantado, todo tal cual cabía presagiar. Feliz con el paladeo imaginario de mi plato de cuchara volví a retomar mis ocupaciones higiénicas y, en un alarde de emoción, aspiré dos habitaciones, el pasillo y el salón, y de regalo, barrí la escalera y recogí ropa del tendedero. Y creo que fue entonces cuando me dí cuenta, aturdido como estaba hasta recuperar mi audición una vez apagado el aspirador, del ruido atroz que venía de mi cocina.

     Me acerqué con sigilo y entonces descubrí la estampa. De mi olla ultrarápida había surgido el pitorrito de la válvula de seguridad 2, por el que expelía vapor a una velocidad y presión que yo por un momento creí que tenía una pequeña central de Fukushima en la cocina. Chorretones de vapor condensado caían por mis azulejos, aquellos que con tanto cariño había yo limpiado el día anterior. Claro, que eso lo descubrí cuando conseguí ver algo, porque tenía toda la cocina convertida en un baño turco, y el ruído que escupía aquel invento del diablo me hacía presagiar que en cualquier momento terminaría provocando un accidente aéreo al empotrarme en el reactor de algún avión que estuviera surcando mi vertical camino de Nueva York. Siguiendo las indicaciones del manual, y dado que ya habían pasado unos quince minutos, apagué el fuego y me puse a esperar a que se bajasen los pitorros, eso sí, detrás de la puerta no vaya a ser que todo estalle y seguro que una puerta de madera (no maciza, claro, que uno tampoco es millonario) me protege de una explosión de un megatón. Pasados otros cinco minutos, la válvula 2 se bajó, la válvula 1 se quedó a medias, y cesaron los ruidos del artefacto. Con miedo, con dudas, con valor (es posible tener valor y miedo a la vez, doy fe), ajusté el indicador a la posición II y todo volvió a empezar, ruído, humo, pero, eso sí, la válvula 2 siguió bajada. Otros minutos, y a la posición I, abrí la tapa y voilá, el agua hirviendo. 

     Desesperado por la desfeita que tenía montada en la cocina, me fuí a cambiar para ir al trabajo. Llegué tarde porque tuve que esperar a que se enfriaran las lentejas. Llegué sin comer, porque las lentejas estaban crudas. Y llegué cabreado, porque el ese chisme del demonio me había dejado la cocina hecha un guiñapo, tenía para fregar una pota y varios platos, había tirado 200 gramos de lentejas, y encima creo que perdí un año de vida del susto que me hizo pasar todo el episodio. Pero eso sí, saco dos conclusiones en claro: La posición III no me convence del todo, y si algún día me meto a terrorista creo que utilizaré las ollas exprés de las de toda la vida.

20 comentarios:

  1. Joder, las ollas a presión. No tengo, y eso que soy algo cocinillas, ni pienso tenerla. En Barcelona, en la casa en la que vivía teníamos una y se utilizaba en contadas ocasiones porque le teníamos pavor, porque no podíamos, que si no la hubiesemos manejado con un palo y de lejos. La mujer que me alquilaba la casa decía que sabía usarla, pero los saltos y grititos que pegaba no es que dieran mucha confianza...
    Decidí que mientras pueda evitarla...
    Por cierto, me he comprado la Chef-o-matic y estoy encantada :P

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  2. Odio eterno a esos artilugios mecánicos, que una vez estaba Laura cocinando algo en la olla express que le regalaron sus padres y yo estaba al lado engullendo todo lo que se interponía en mi camino cuando no sé como hizo para cogerla pero sólo sé que la olla hirviendo acabo en mis pantorrillas. Y con lo blancucho que soy (parezco un actor de la saga Crepúsculo) no veas que se me notaban las señales!!!

    Besos.

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  3. Jeje, pues mira que casualidad que llevaba yo unos días pensando en comprarme una olla ultra de esas. Y casi que me lo estoy replanteando. Gracias por abrirnos los ojos ante estos artefactos satánicos. Aunque mi madre hace unas lentejas muy buenas con eso, lo que me lleva a preguntarme... ¿por qué las madres siempre usan mejor la olla, la lavadora y todo lo satánico?

    Ah, preguntas.

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  4. jajajaja, estas cosas de hoy en dia!!, comes lentejaS? yo las odio, pero he visto q alla les gusta mucho jajaja :)
    pues nada, estas perdonado por ausentarte XD jajajaj

    un beso!

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  5. :) Gracias Breki, luego te visito si no se me fastidia la conexión a internet...

    Theo, pese al susto, creo que están bien estos inventos. Aunque yo es la segunda que tengo y las dos fueron regalos, eh, jajajaja.

    Christian: Uhmmmm pantorrilla a la parrilla, qué rico eso, no? Además, durante unos días no tienes que preocuparte de depilarte, jajajaja.

    malaputa: Hija, pero es que una pota con palo sería lo más. Casi casi casi como... no sé, ponerle un palo a una balleta e inventar la fregona, jajaja.

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  6. jjajajaja Yo tengo una historia que contar de esas ollas aqui las llamamos "ollas a presion" (si! somo muy originales), mmm las lentejas no las debes de remojar antes de meterlas incluso a una olla "normal" hay cosas que no puedes meter a una olla de presion!! creo!!!

    Bueno, creo que lo que necesitas es practica nada mas!

    Un abrazo!

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  7. Jajajajajjaja gracias. No te puedes imaginar lo que ayuda unas carcajadas por la mañana, y elsaber que yo no soy el ser mas inútil sobre la tierra.

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  8. Hay que hacer tra fiesta en tu casa para que te enseñe a utilizarla?? jajajajaja

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  9. Es muy fácil el uso.
    Primero introduce los ingredientes y ponlo a fuego fuerte. Cuando la válvula 1 se levante, baja el fuego al mínimo. Ya está.

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  10. Exacto... con la de presión hay que sacarlas del fuego, pero con las rápidas hay que darle "un toquecito" al pitorro y bajar el fuego.

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  11. Yo también tengo un invento de esos del demonio y en mi caso fue al revés. La primera vez las lentejas (que también me estrené con el mismo plato) me quedaron de lujo, pero nunca más se volvió a repetir, debió ser la suerte del principiante porque todas las que he hecho después o crudas o requemadas. Sin término medio.

    Un beso!!

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  12. Ahm, si, veo que es un exitazo esa "ola", exceptuando Stultifer que parece que ha dado con su truquillo, Have a Nice Day... así que no sé, yo no sé si es por pura envidia o que no estoy para moderneces... pero no me veo yo con una cosa de esas, artilugios del demonio. Recuérdame que no es necesario que me invites a unas lentejas. Y ahora que lo pienso ¿nos has tenido tres días sin post por culpa de la olla? jajajaja, cuéntanos otra... venga... que esa no cuela.

    bicos Ricos

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  13. Jajaja, Pimpf, está claro que lo mío no son las olas, ni las de cociña, ni las de surfear, que está el mar más plato que las tetas de una anoréxica. Y encima hace un frío del demonio!

    Erbitxin, que conste que yo sé utilizar la cocina lo justito, pero bien, eh. Lo que pasa que hay que adornar el post que sino la gente no se ríe, jajaja, y la vida ya es dura bastante (casi tanto como tener que limpiar una cocina entera)

    Have a nice day y Stultifer: os hago el comentario conjunto porque conjunto ha sido el vuestro; qué demonios es eso de dar clases de cocina? Que esto es un blog ególatra y no de cocina, jajaja. Aunque, si os empeñáis, monto uno de cocina, eh!

    Pau, de nada, aunque me acabas de llamar inútil. De hecho me acabas de llamar ser más inútil de la tierra. Pero como dice mi padre que no hay nada inútil, ni siquiera la basura, pues no me voy a ofender ¬¬ que sino...

    Gary, para todo hace falta práctica, a lo que se ve, pero es que practicar es tan duro... jajajaja. Y qué, no nos vas a contar la historia esa???? XD

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  14. z: mira yo tyengo una de una válvula, la válvula, la deja cerrada hasta q comienza a hervir y la presion interna lo requiere, bueno ten suerte y la proxima no te desesperes.

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  15. Mira, otra cosa en la que nos parecemos... me dan pánico todas las cosas a presión: la olla por los mismos motivos que a tí, sólo que a mi madre y mi abuela les explotaron sendas ollas, sólo se destrozó la cocina, y menos mal que no había nadie en ella... conectar la bombona de butano a la cabeza de la goma es algo que hago siempre temblando y no sin invocar mentalmente: "¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!" (lo que digo siempre que tengo miedo de verdad) y los botes de spray, insecticida, la espuma de afeitar, el desodorante... ¡jamás los agito! Tú no sabes lo que traumatiza, de pequeño, las leyendas urbanas de gente manca que perdió el brazo arrancado de cuajo por agitar uno de esos botes....

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  16. Te compras una olla rápida para acabar antes la comida y tener mas tiempo para postear no? Ya estás enviciado... pero hombre,ya puestos tenías que haberte comprado la Robotina esa,que se está comprando todo el mundo, jja

    Bezos y suerte.

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  17. Jajajaja... Me has alegrado el día, tienes mucha gracia en narrar tus desgracias.

    Aunque tampoco es para tanto... Pero hay que ir con el cronómetro porque a la que te descuidas pasas del crudo al demasiado hecho sin solución de continuidad. Mi pareja me la deja para mí ya que eso de mirar el reloj en la cocina le va ancho... Le gusta cocinar a sentimiento, pero prefiere mil veces la verdura al vapor cocinada en la olla de marras.

    Un abrazo.

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  18. jajaja, esas ollas son geniales una vez que lees agarras el modo! a practicar pues!

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  19. No os compreis la olla marca invoca del corte ingles.Es una bomba peligrosisima.

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  20. Me acaba de regalar mi madre una Invoca, por supuesto sin instrucciones, no se acuerda donde las puso porque nunca la ha usado. Se me había ocurrido la originalidad de hacer unas"lentejicas" y estaba mirando en Internet los tiempos de cocción cuando me he topado con tu página y se me han quitado "un poco" las ganas (acabo de limpiar la cocina).
    Tengo todos los ingredientes dentro así que si quiero comer no me queda otra. Deseadme suerte, ya os contaré.

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